Son mecanismos especialmente útiles a la hora de:
- definir las reglas del sistema democrático, es decir las del propio sistema político: constitución, elecciones, funciones de los diferentes órganos, etc.; existen numerosos ejemplos como la revisión de la Ley electoral en Canadá o de la constitución en Islandia y en Irlanda;
- aportar soluciones a cuestiones complejas o controversiales, sobre las cuales los partidos políticos muchas veces no son capaces de ponerse de acuerdo; por ejemplo, la ley del Aborto en Irlanda; el precio del agua o la importación de desechos nucleares en Australia; la construcción de una autovía o la localización de un campo de fútbol en el País vasco;
- abordar asuntos de largo plazo, por no estar sometidos al calendario de las elecciones; por ejemplo medidas sobre el cambio climático o el envejecimiento de la población en Irlanda.
Imagen: artículo de The Guardian de marzo 2018 sobre el papel de la Asamblea ciudadana irlandesa en ampliar la posibilidad de uso del aborto; la cuestión fue posteriormente sometida a referendo en mayo 2018, y ganó el sí con un 66,4% a favor.